Es medianoche en tus pupilas

Sí, nada siempre ha sido mi inspiración. Ahora, voy a mentir, y diré que duermo tranquila, que no ansío con todas mis fuerzas sus abrazos, que no pienso en las paparruchas de media noche, que vivo tranquila esperando que venga algo bueno. Diré que me olvido fácilmente de las cosas, que no espero inútilmente mensajes inexistentes y reconciliaciones improbables, que no miro a las estrellas y cierro los ojos fuertemente intentando materializar un giratiempos que llevo tiempo deseando. Diré lo que sea, pero ni una sola fibra de mi cuerpo intentará dejarlo atrás como si solo hubiera sido un día raro.

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Entonces se empezaban a mirar desde las ventanas, como si fueran desconocidos, y Roma hacía un dibujo de Marcos en un cuaderno y se quitaba el jersey. Marcos ponía más atención, porque Roma sin jersey era bastante más Roma que Roma con jersey. Y la desmedida atención de Marcos hacía que Roma tuviese cosquilleos en las manos y en la parte de arriba de las rodillas. Marcos ponía las manos en el cristal y lo empañaba, y se quitaba él también el jersey.

Y llegados a este punto, estaban ansiosos por volver a bajar a   la calle y por volver a verse de cerca. Pero no podían en media hora. Eso era lo que decía el juego, que tenían que estar media hora en las ventanas. Y estaban, por lo tanto, media hora mirándose de una casa a otra.Y cuando pasaba media hora, bajaban las escaleras a todo correr y se iban a la cama de Roma o a un restaurante italiano. 
                                                             Anónimo